domingo, 9 de marzo de 2014


Las maravillas de la alquimia y la sabiduría indígena han hecho posible desde hace más de 500 años y hasta nuestros días, que la yuca amarga, y las propiedades venenosas del ácido que desprende, se conviertan en soles de pura fibra que brillan ante la presencia de unas caraotas, un pescadito o un sancocho. Cómo no recordar los dáias que realizaba el casabe con mi abuela era una jornada larga y de mucha enseñanza porque hacer el casabe tiene sus trucos uno de los que más recuerdo y estaba atenta era con el zumo que botaba la yuca era potentemente venenoso, una vez estuve a una rayita que mi abuela no me reprendiera, porque me puso a cuidar el pote que colocaba en el suelo donde caia este jugo y un cichinito se acercó a tomarlo y casi se va a una olla ese día , la expriencia de mi abuela la llevó
a agarrar el cochinito y darle rapidamenete leche y se salvó. Gracias a los dioses

No hay comentarios:

Publicar un comentario